Una vez en pié... miré a mi alrededor y no vi a nadie, ni Cronos... ni Leelah... yo me sentía distinta, todo lo veía distinto... todo olia diferente, mi cabeza... tenía más respuestas y sabía que era necesario ordenarlas... pero me dolía aún... me senté y continué pensando, para esperar a Leelah. Como decía me sentía distinta, no más nada, no menos nada, diferente. Por mi mente ya no pasaban imágenes, ahora eran ideas... eran situaciones con posibilidad de ser vividas y sintiendo la capacidad de decidir no hacerlo. Divagaba en eso y otras mil cosas intentando encontrar sentido a todo esto, sobre todo a la ausencia de mi otro yo.
-Nuria- pegué un respingo y me giré... era... un caballo blanco alado...¡Pegaso?!
-Pegaso, a tu entera disposición...-, antes de que mi boca abierta comenzase a hacer preguntas continuó, -Me envía Zeus a quién debo lealtad desde me liberase de la insolencia de Belerofonte, quien consiguió hacerse conmigo gracias a las riendas de oro que Athenea le dio para domarme... Mi padre es Poseidón (dios del mar y de los caballos) y mi madre, Medusa, murió a manos de quién me enseñó, aunque de forma obligatoria, a volar. Perseo, hijo de Zeus, luchó contra mi madre y la hirió mortalmente...de cuya herida brotó sangre... broté yo y brotó Crisaor, mi hermano...gigante. No recuerdo qué pasó con Criasor, pero Perseo subió a mi grupa y consiguió huir haciéndome batir las alas y yo, por instinto, movía las patas a una velocidad... era como correr en el cielo, las alas y las patas al tiempo...-
Pegaso calló y yo aproveché, -Y Zeus?-
-Te anticipas, como siempre... Zeus me liberó cuando Belerofonte intentó entrar aquí sin su permiso, recuperó las bridas de su amadísima hija, y me permitió quedarme, al fin y al cabo, sólo soy un caballo capaz de hacer manar agua de sus huellas, aquí nadie intenta cazarme, me preguntan antes de enfrentar la ira de Poseidón-
Volví a abrir la boca... pero tampoco esta vez me dejó hablar, -Me envía Zeus, Athenea no sabe cómo acercarse a mí y piensa que por intermedio de su padre... pero todos tenemos memoria...esa es otra historia. Me envía Zeus para acompañarte en tu nuevo viaje-, -¿Nuevo?- arqueé las cejas y abrí los ojos llenos de dudas y de inquietud. -Y Leelah?- Cuando me di cuenta estaba de pié, pero no estaba nerviosa, no sentía miedo, no gritaba... - No la sientes? de veras? Así de fácil, tú y ella, como mis alas y mis patas, quizá ese sea el motivo por el que me envió Zeus... pero ya eres una sólo, ya eres medio india, medio castellana, medio... no, un humano completo, con todo lo que puedes alcanzar, que es mucho más de lo que tu cabeza, en sus cien ideas por segundo, pueda imaginar. Yo estaré a tu lado... yo estoy a tu lado, como much@s otr@s que no están y no te olvidan, l@s que llaman cuando no puedes contestar, l@s que te piensan... es su forma posible de estar, eres la mestiza mejor acompañada de la Historia, de la de la de este Monte y de la del vuestro.-
Mis ojos húmedos, no terminaban de romper a llorar, pero Pegaso se agitó y se descolgaron de su grupa unos estribos de oro, y unas riendas de un cuero brillante y las anillas del cabezón también de oro...
Me levanté de mi silla... puse el pié izquierdo sobre el estribo y estiré la pierna, rodee la grupa de Pegaso con la pierna derecha y al encontrar el estribo de esa parte, me senté sobre una silla que no existía...
Qué más pedir? el regreso a mi mundo? seguir investigando la zona? creo que, momentaneamente... voy a seguir conociendo historias por aquí, voy a seguir bajo el cobijo de Hestia, con la compañía de Pegaso... cuando me reconozca en el reflejo del espejo, quizá sea el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario