Llevo varios días cabalgando sobre Pegaso, como diría La Mala en colaboración con Rene... "a ratitos fuerte, a ratitos lento", pero ha sido una gozada, nada que ver con Manily ni con Balna y, "ni a la ventana te asomes" con la pirada de la Covacha. Esto ha sido disfrutar y viajar para encontrarme, para encontrar pedacitos y seguir buscando, como en los envoltorios de los chicles de los 80, "sigue buscando, hay muchos premios".
Yendo al paso, después de tanto tiempo sin parar, Pegaso se detiene en la entrada de lo que parece un palacio, con arcos en la entrada, todo muy greco-romano, con sus capiteles y sus gárgolas, con una entrada digna de un 5 estrellas...
- Y ahora toca conocer a...?- Pegaso, acostumbrado a mi sarcasmo (adquirido, corregido y aumentado), me dice entre risas que venimos casi a verme a mí,- a quien tu yo de antes pensó por un instante que eras- seguía con un tono socarrón, pero lo cambió enseguida, se puso serio y me dijo: -Estamos en las puertas del palacio de Afrodita, (realmente no es un palacio pero, como nada hay imposible para Zeus, le hizo creer que sí, y qué es aquello que vivimos más que lo que nosotros creemos que estamos viviendo...)- , -No te pongas dramático que no tengo yo la semana para zalamerías, pero si entro, promete que no te moverás-, -Ah! pero pensabas que me iba a perder el espectáculo?- Caballo insolente...pensé sin recordar que lo que piensas aquí se oye también. -No, Nuria, es que esto promete- me eché a reír -Y a quién se lo vas a contar, al caballo de S. Jorge?- , - Y ahora la insolente es?- ,- Vale, vale, lo dejamos en tablas, pero de verdad, no te alejes-
Entré cautelosa, pero con paso firme, y quedé maravillada con el jardín, pensé en los cármenes de Granada y en aquel viaje en sí, pero seguí adelante; en la puerta, apoyada en una de las columnas principales, vestida de blanco azulado y con la melena negra recogida en un moño sujeto con un lazo de color celeste... se dibujaba una mujer con un cuerpo de mujer que me recordó a una señora que el día de su boda se casó con la cremallera del vestido abierta y nadie se inmutó. Pero Afrodita tenía más cuerpo, más caderas, más pecho, era un auténtico cuerpo de guitarra, con la piel tersa y clara, como si el sol no se atreviese más que a rozarla... con una amplia sonrisa me invitó a entrar y todo lo que vi no era muy distinto a la casa de Hestia, pero tenía otro toque, un olor que no era familiar, eso sí, unos cojines para sentarse en el suelo... almohadones... -Siéntate, querida, la grupa de Pegaso es cómoda, pero mis almohadas de pluma te serán más confortables, tomas algo?- Yo, perpleja por la familiaridad y cortesía, casi me derrumbé en uno de los amplios cojines y le dije que sí, -algo fresco, por favor- Al momento estaba frente a mí con otra taza igual que la que me ofrecía y en un cojín sentada como yo. No pude evitar sonreír. -Eres muy amable, Afrodita- , ella esbozó una sonrisa y preguntó -Y tú quién eres, Nuria, Leelah, Jose Antonio...?- , - Me gustaría darte un nombre, oficialmente soy Nuria Felicidad , en sueños soy Leelah Prieto Jimenez, es la parte que le faltaba a Nuria para ser una persona completa y dejarse de tanta tontería, como dice Facundo Cabral -Imagináte que nos sacamos todas las pendejadas que nos enseñaron en la escuela, el espacio que no habría para lo que realmente importa-. Pero ambas nos convertimos en Dovázquez, cuando la ocasión lo requiere, llámame loca, pero si cada cosa ha de estar en su lugar, porque hay un lugar para cada cosa, yo debo ser o aparentar ser de una manera para encajar allá donde me encuentre, aunque mi esencia siga siendo la que es, la que cambió, la que toma cosas del pasado porque es imposible borrar lo marcado a fuego...-. La mirada de Afrodita era intensa y escrutante, dio un traguito a su taza y comenzó a hablar -No eres tan niña como decía Hestia, imagino que todo lo pasado en este tiempo te ha hecho llegar hasta este punto, a esta forma de pensar, a este momento en el que las cosas tienen un un nombre y es absurdo inventar otro para decir lo mismo. No tienes el problema que me comentaron, tu problema es la prisa, es la creencia de que en cualquier momento puede volver a pasar algo malo y no haber terminado nada; y debes saber, que aunque así fuera, no debes temer por lo que hiciste o por lo que dejaste de hacer, básicamente porque ya pasó, de nada te sirve el agua que ya pasó por el Salto del Gitano, si no vas hasta Lisboa, que es el mismo agua, pero allí huele peor. Déjate de ayeres, hasta tu querido Darín te lo recordó, mira hacia adelante (hacia atrás ni la mirada) para qué. Y en el amor, que es a lo que estamos, menos aún. PRESENTE. Qué hay en tu presente? familia aparte, amor incondicional de tú sabes quien o quienes, es tu motivo, y la bendita frase del Sr. Alvarado: No preguntes por saber lo que el tiempo te dirá, que no hay cosa más bonita que el saber sin preguntar- , -Quizá venga de ahí mi espíritu autodidacta, mis ganas de aprender sola, incluso mi momentánea necesidad de estar sola- , -Y qué no tienes, pequeña?, ahora sí eres una canija descubriendo el mundo, ahora sí tienes un caballo alado para correr y para descansar, que ande él, ahora tienes todo el tiempo del mundo para vivirlo. Eh! VIVIRLO, no pasar de puntillas y quedarte en un rincón a llorar. Tira de todos tus hilos rojos y pide la ayuda que necesites, sólo así la recibirás, coge tu caballo y haz oídos sordos a quien no te demuestre que no llevas razón. Esa eres tú. Sólo que ahora, todo duele más, todo endulza más, todo se siente más...como "aquellos momentos" de dos rombos de hace años (más de cuatro, por cierto) Soy Afrodita, a mí se me permite hablar de esto y de más, pero hoy tenemos el hacha de guerra afilado a buen recaudo. No merece la pena recordar más que lo bueno, lo malo sólo serán momentos de aprendizaje, incluso, recuerdas?, preguntas del tipo ¿alguna vez te lo hicieron mejor? y tú, como buena discípula de Hestia (siempre alagadora) y mía (con la verdad por delante) -Lo cierto es que sí, Fulanito, y bastante mejor, pero a ti te quiero más...- Incluso yo, desde aquí me reía de la carita del pobre chico-hombre, y de su ego mayúsculo venido a menos. Es que Fulanito, es mucho Fulanito.
Nena, que no encuentras el amor... te parece poco lo que has vivido durante los anteriores 31 años? No sobrevalores lo que no tienes, ama lo que haces y recréate en ello, disfruta de todo y deja de llorar, por dios, que ni La Magdalena lloró tanto la muerte de su amor, claro que luego resucita y según los Cátaros... en fin, que no, que no sabes si donde termina el Duero tenemos posibilidades, pero si no, tienes amor para exportar, quizá venga de nuevo un estúpido engreído roto y puedas devolverle el favor que vino a hacerte...(sí es sarcástico) pero, ves? forma parte del pasado, cicatriz de pandillero (amén, Rene) no más-.
-Tomo demasiado anticoagulante para cicatrizar ahora, pero las marcas del pasado... tienes razón, son del pasado, y de ahora tengo la de un juguete roto (oh! qué será de mí) y las de un amago de Peter Pan que no suele comer caliente... no hay dolor, no siento hoy ya ningún dolor por ellos. El futuro... si ha de ser, será y si no, a viajar y a fotografiar todo lo que surja, porque es cierto, me han amado tanto como he amado yo, han jugado conmigo casi siempre, con mi tácito permiso. Pero he vivido ese amor desde el delirio hasta el dolor incandescente, creo que soy afortunada, y no necesito hacerme un tatuaje, que es lo que haría la Nuria de antes para recordarlo y llevarlo siempre presente.
Gracias, Afrodita, por mostrarme que he cambiado y, no es que conserve mi esencia, es que antes no sabía nada de mi parte india, y ahora es mi mitad. Creo firmemente que queriéndome yo la mitad de lo que deseo querer a otro, seré muy afortunada y muy feliz, y qué hay más fácil que perdonarse uno mismo?, encontrarse para hablar?-
-No, tonta no eres, y has vivido más que much@s que dicen haberlo hecho. Ahora sólo cambió el rumbo del viento, pero también lo hizo el tuyo por tanto, sigues con el viento a favor, no lo desaproveches.- Terminó su taza, me sujetó las manos y dijo con esa mirada clara, entre gris y azul (seguro que algún hombre dejó a su novia de toda la vida para darse a ti por entero): -Este es el último sitio del Olimpo que vas a visitar, si quieres más información tendrás que leerlo. Ten en cuenta que nunca estarás sola, pues tanto Pegaso, como Hestia y yo, incluso te diría que Athenea se llevó buena impresión, estaremos junto a ti en el momento que lo necesites, sé que tu bolsa de terciopelo se la llevó Cronos junto a tus fotos antiguas... y te dio a cambio una cámara, utilízala, cree y créate todos los días y reza al Dios que más te satisfaga hacerlo, ya has visto que aquí, como en todos los montes... somos como somos.-
Me abrazó y continuó: -Llévate mi abrazo (un abrazo de todo el cariño de la diosa Afrodita), súbete a Pegaso y no pares, no pares nunca. Descansa, duerme, ríe, eso es también seguir y, sobre todo, empieza a vivir la vida de Nuria Felicidad Domingo Velázquez, con todo a tu mano.-
Pegaso me llevó al paso por todo el camino recorrido, hasta la puerta del Olimpo, que se encontraba abierta, y comenzó un trote lento, cómodo por el camino de espejos, sin parar ni hablar acompasando nuestra respiración. Cuando llegamos al cruce donde comenzaban de nuevo las baldosas amarillas... paró junto a un lago en el que yo no había reparado, me sentía bien pero me empezó a comer la necesidad de nadar en esas aguas (y yo odio el agua que no se mueve, sí, el de las piscinas se mueve) así que Pegaso que, para mi sorpresa no resbalaba por las baldosas, se acercó a beber, y yo me bajé y metí rápidamente todo el cuerpo en el agua fría, y comencé a nadar, como sé, como me gusta, dí volteretas bajo el agua, vi que pegaso estaba tumbado pero atento, no sé si hacía pié pero no me importaba, volví nadando hasta mi caballo y respiré, creo que ambos nos quedamos dormidos, descansando, porque también retomar fuerzas es seguir adelante, esperando nuevas aventuras, para empezar, en el camino de baldosas amarillas.
Nuria F.
Comienzo de la enésima parte de mi vida, pues tantas oportunidades me ha dado como yo, mortales saltos sin red. No soy un tahur, ni una sirena, ni un hada, no soy más que agua y polvo, ni los caballos, ni las plantas necesitan mucho más. Y sobreviven
viernes, 26 de abril de 2013
domingo, 14 de abril de 2013
Una vida más... continua la partida.
Una vez en pié... miré a mi alrededor y no vi a nadie, ni Cronos... ni Leelah... yo me sentía distinta, todo lo veía distinto... todo olia diferente, mi cabeza... tenía más respuestas y sabía que era necesario ordenarlas... pero me dolía aún... me senté y continué pensando, para esperar a Leelah. Como decía me sentía distinta, no más nada, no menos nada, diferente. Por mi mente ya no pasaban imágenes, ahora eran ideas... eran situaciones con posibilidad de ser vividas y sintiendo la capacidad de decidir no hacerlo. Divagaba en eso y otras mil cosas intentando encontrar sentido a todo esto, sobre todo a la ausencia de mi otro yo.
-Nuria- pegué un respingo y me giré... era... un caballo blanco alado...¡Pegaso?!
-Pegaso, a tu entera disposición...-, antes de que mi boca abierta comenzase a hacer preguntas continuó, -Me envía Zeus a quién debo lealtad desde me liberase de la insolencia de Belerofonte, quien consiguió hacerse conmigo gracias a las riendas de oro que Athenea le dio para domarme... Mi padre es Poseidón (dios del mar y de los caballos) y mi madre, Medusa, murió a manos de quién me enseñó, aunque de forma obligatoria, a volar. Perseo, hijo de Zeus, luchó contra mi madre y la hirió mortalmente...de cuya herida brotó sangre... broté yo y brotó Crisaor, mi hermano...gigante. No recuerdo qué pasó con Criasor, pero Perseo subió a mi grupa y consiguió huir haciéndome batir las alas y yo, por instinto, movía las patas a una velocidad... era como correr en el cielo, las alas y las patas al tiempo...-
Pegaso calló y yo aproveché, -Y Zeus?-
-Te anticipas, como siempre... Zeus me liberó cuando Belerofonte intentó entrar aquí sin su permiso, recuperó las bridas de su amadísima hija, y me permitió quedarme, al fin y al cabo, sólo soy un caballo capaz de hacer manar agua de sus huellas, aquí nadie intenta cazarme, me preguntan antes de enfrentar la ira de Poseidón-
Volví a abrir la boca... pero tampoco esta vez me dejó hablar, -Me envía Zeus, Athenea no sabe cómo acercarse a mí y piensa que por intermedio de su padre... pero todos tenemos memoria...esa es otra historia. Me envía Zeus para acompañarte en tu nuevo viaje-, -¿Nuevo?- arqueé las cejas y abrí los ojos llenos de dudas y de inquietud. -Y Leelah?- Cuando me di cuenta estaba de pié, pero no estaba nerviosa, no sentía miedo, no gritaba... - No la sientes? de veras? Así de fácil, tú y ella, como mis alas y mis patas, quizá ese sea el motivo por el que me envió Zeus... pero ya eres una sólo, ya eres medio india, medio castellana, medio... no, un humano completo, con todo lo que puedes alcanzar, que es mucho más de lo que tu cabeza, en sus cien ideas por segundo, pueda imaginar. Yo estaré a tu lado... yo estoy a tu lado, como much@s otr@s que no están y no te olvidan, l@s que llaman cuando no puedes contestar, l@s que te piensan... es su forma posible de estar, eres la mestiza mejor acompañada de la Historia, de la de la de este Monte y de la del vuestro.-
Mis ojos húmedos, no terminaban de romper a llorar, pero Pegaso se agitó y se descolgaron de su grupa unos estribos de oro, y unas riendas de un cuero brillante y las anillas del cabezón también de oro...
Me levanté de mi silla... puse el pié izquierdo sobre el estribo y estiré la pierna, rodee la grupa de Pegaso con la pierna derecha y al encontrar el estribo de esa parte, me senté sobre una silla que no existía...
Qué más pedir? el regreso a mi mundo? seguir investigando la zona? creo que, momentaneamente... voy a seguir conociendo historias por aquí, voy a seguir bajo el cobijo de Hestia, con la compañía de Pegaso... cuando me reconozca en el reflejo del espejo, quizá sea el momento.
-Nuria- pegué un respingo y me giré... era... un caballo blanco alado...¡Pegaso?!
-Pegaso, a tu entera disposición...-, antes de que mi boca abierta comenzase a hacer preguntas continuó, -Me envía Zeus a quién debo lealtad desde me liberase de la insolencia de Belerofonte, quien consiguió hacerse conmigo gracias a las riendas de oro que Athenea le dio para domarme... Mi padre es Poseidón (dios del mar y de los caballos) y mi madre, Medusa, murió a manos de quién me enseñó, aunque de forma obligatoria, a volar. Perseo, hijo de Zeus, luchó contra mi madre y la hirió mortalmente...de cuya herida brotó sangre... broté yo y brotó Crisaor, mi hermano...gigante. No recuerdo qué pasó con Criasor, pero Perseo subió a mi grupa y consiguió huir haciéndome batir las alas y yo, por instinto, movía las patas a una velocidad... era como correr en el cielo, las alas y las patas al tiempo...-
Pegaso calló y yo aproveché, -Y Zeus?-
-Te anticipas, como siempre... Zeus me liberó cuando Belerofonte intentó entrar aquí sin su permiso, recuperó las bridas de su amadísima hija, y me permitió quedarme, al fin y al cabo, sólo soy un caballo capaz de hacer manar agua de sus huellas, aquí nadie intenta cazarme, me preguntan antes de enfrentar la ira de Poseidón-
Volví a abrir la boca... pero tampoco esta vez me dejó hablar, -Me envía Zeus, Athenea no sabe cómo acercarse a mí y piensa que por intermedio de su padre... pero todos tenemos memoria...esa es otra historia. Me envía Zeus para acompañarte en tu nuevo viaje-, -¿Nuevo?- arqueé las cejas y abrí los ojos llenos de dudas y de inquietud. -Y Leelah?- Cuando me di cuenta estaba de pié, pero no estaba nerviosa, no sentía miedo, no gritaba... - No la sientes? de veras? Así de fácil, tú y ella, como mis alas y mis patas, quizá ese sea el motivo por el que me envió Zeus... pero ya eres una sólo, ya eres medio india, medio castellana, medio... no, un humano completo, con todo lo que puedes alcanzar, que es mucho más de lo que tu cabeza, en sus cien ideas por segundo, pueda imaginar. Yo estaré a tu lado... yo estoy a tu lado, como much@s otr@s que no están y no te olvidan, l@s que llaman cuando no puedes contestar, l@s que te piensan... es su forma posible de estar, eres la mestiza mejor acompañada de la Historia, de la de la de este Monte y de la del vuestro.-
Mis ojos húmedos, no terminaban de romper a llorar, pero Pegaso se agitó y se descolgaron de su grupa unos estribos de oro, y unas riendas de un cuero brillante y las anillas del cabezón también de oro...
Me levanté de mi silla... puse el pié izquierdo sobre el estribo y estiré la pierna, rodee la grupa de Pegaso con la pierna derecha y al encontrar el estribo de esa parte, me senté sobre una silla que no existía...
Qué más pedir? el regreso a mi mundo? seguir investigando la zona? creo que, momentaneamente... voy a seguir conociendo historias por aquí, voy a seguir bajo el cobijo de Hestia, con la compañía de Pegaso... cuando me reconozca en el reflejo del espejo, quizá sea el momento.
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