lunes, 25 de febrero de 2013

Ningun comienzo fue tan bueno

      Tras mucho andar, no tengo palabras para describir la llegada a la entrada, porque eso tenía que serlo, las baldosas de espejo, terminaban en lo que parecía ser un grandísimo circulo, y de él surgía un muro de enredadera con un arco a modo de entrada... hice el amago de entrar, con cuidado, sin mucha decisión, tampoco estaba segura de estar donde pensaba pero, en ese momento vi acercarse a una mujer, de porte señorial y el cabello trenzado y gris, recogido en un bello moño...-Hola pequeñas,soy Hestia y me ha sido encargado que sea vuestra guía- ¿chicas?, pensé, y al mirar a mi alrededor... Leelah estaba ahí, mi india llevaba caminando tras de mí con cautela, en silencio... siempre junto a mí. Le sonreí, ella me devolvió la sonrisa y ambas volvimos la mirada hacia Hestia (diosa griega del hogar) -No creo que haya nadie mejor para guiarnos y contarnos las más curiosas historias...- Ella nos tendió una mano a cada una y comenzamos a caminar, como cuando dos nietas pasean por el campo con su abuela querida por el campo, sin preocupación y con la esperanza de ver corriendo un animalillo o... -debes estar más atenta, que llegamos a la taberna de Baco, debéis estar molidas después de tanto espejo-
   Realmente, estaba agotada y sedienta, pero no me esperaba esto... al entrar en la taberna de Baco, cuando éste reconoció a Hestia, no dudó en sacar sus mejores bebidas y sus viandas más jugosas. Todo delicioso incluso la vista, el mismísimo Ícaro, en la taberna de Baco. Estaba ebrio, hablaba en voz alta, casi gritando, hablaba de desafiar al sol, de cómo su padre, Dédalo, le estaba constuyendo unas alas y que decía que no debía volar ni muy alto, para evitar que el calor del sol derritiera la cera con la que estaban pegadas las plumas más pequeñas, ni muy bajo, pues el agua del mar mojaría las alas y le impediría volar. Pero Ícaro estaba muy seguro, estaba borracho como una cuba y no sentía miedo ni del sol, ni del mar, ni de morir ahogado, morir entre sirenas, decía, qué manera mejor...

    Aquí comencé a entender cómo todo el trabajo de Dédalo sería inútil (como padre protector, como constructor de laberintos ya había conseguido todos los méritos) y que el mito de Ícaro, estaba a punto de comenzar... como de costumbre, hice intención de levantarme y advertirle de su trágico final, pero fue Hestia la que sujetó mi brazo y me dijo -ni te verá, ni te escuchará, ni servirá de nada el mal rato que estás pasando. Aprende, ve aprendiendo, que sólo ocurre aquello que tiene que pasar. Nada más y nada menos-
     Yo le hice caso, tenía un tono tan dulce su voz aún recriminando... tenían tanta veracidad sus achaques. Hizo amago de pagar pero Baco no admitió nada nuestra diosa guía y le dijo -Señora, no puedo aceptar nada a cambio de dar alimento a la diosa de las madres y a sus acompañantes- Hestia sonrió placidamente y giró grácilmente -niñas, nos vamos-.

    Primer episodio en el Olimpo y encuentro la solución a mis dudas sobre cómo se le ocurre a un joven tan guapo echar a volar hacia el sol con unas alas de cera...y sin unas buenas gafas de sol!!!
Vale, primer caso resuelto, hemos encontrado a una diosa que nos guíe y que nos va a contar, con el tiempo y la confianza, las historias más increíbles y más secretas del mundo de los dioses.

   Todo bien, por primera vez desde hace tiempo, todo tan sencillo como seguir de la mano de Hestia, diosa del hogar.

miércoles, 13 de febrero de 2013

De tu Wonderland a mi Ciudad Esmeralda

    Tendréis que perdonarme, he estado perdida en un bucle largísimo y lleno de enrevesados rizos pero, como todo, llegó a su fin. Y así, de nuevo en tierra firme, caminando por baldosas amarillas, pensé -una entre las mil ideas que traspasan las fronteras de mi cerebro en ambas direcciones- pensé, como decía, construirme un chalecito desde donde poder moverme hacia tu Wonderland, hacia mi Ciudad Esmeralda... digamos un lugar en medio (bendita manía) de la nada y con todo a mano, para poder incluso seguir senderos desconocidos y saber dónde volver. No es difícil, hace tiempo comencé a poner unos cimientos que ya son la base de una primera planta, (el sótano está terminado y en proceso de seguir metiendo... trastos), seguiré con la construcción y a ver dónde terminamos dado que estamos en tierra de tornados. (Oz es lo que tiene).
   Y como se trata de una construcción virtual, voy haciendo camino intentando, al avanzar, no caer en antiguos (antiquísimos) recuerdos de vidas pasadas, no quiero que me pase lo que le advierten al personaje de mi adorado Ricardo Darín en "El secreto de su mirada" -Llegaras a tener tantos pasados que no podrás tener ni presente ni futuro- Muy probablemente no sea literal, pero se le parece bastante. El tema es que mi vida es hoy mirando a mañana pero viviendo hoy, sintiendo hoy, disfrutando hoy e intentando que el pensar en mañana  no duela, no tiene por qué, son ganas de sufrir dos veces (esa frase tampoco es mía)
     Hoy, tras la larga jornada, salgo (realmente, entro en mi mundo detrás del espejo de May) a respirar, y en mi caminar... otro cruce, otro desvío, otra encrucijada: hay un cartel indicando un camino de piedra pulidísima y brillante, como un espejo, y escrito en el trozo de madera "MONTE OLIMPO". Rápidamente se me dibuja una sonrisa al pensar -Caramba!!! Menudo mal endémico-... total, que estos resquicios de persona aventurera que aún quedan, me llevan a caminar por piedras pulidas que dicen llevar nada menos que al Olimpo, lugar de recreo de los dioses... y sí, tengo yo ganas de conocer a Athenea, a Aracna, a Afrodita (por intercambiar consejos) a Adonis o a un primo que se le parezca... (en honor a...) total, para un viaje corto, cualquier maleta es buena.
 Sigo hacia adelante siempre. Pinta una nueva aventura, pinta algo nuevo y eso siempre me gustó. Lo recuerdo.
    cuando llegue y comience la acción os voy contando...¿estaréis?