Un día sin palabras

Trato de sentarme frente a la pantalla, los dedos colocaditos como me enseñaron en clase de mecanografía, pero no salen las palabras que la inmensa mayoría pide cuando dice -es que escribes cosas muy tristes- a lo que mi reiterativa mente sólo se siente capaz de responder aquello de -"Señoooora, y si el hombre de la bolsa tampoco quiere tomar la sopa"- (en serio, buscadlo en Youtube porque son la caña; repito y advierto, es humor inteligente) Pues eso, que si escribo triste, será que me siento triste? y no, no voy a jugar de nuevo a ser el clown de nadie porque esa etapa ya pasó, y si no me sale reír ni poniéndome la música que antes me hacía no parar porque hoy no puedo levantar esto que antes era un culo y ahora parece su radiografía... pues, señores, no se ríe y ya vendrán días mejores.
Tengo un secreto, un secreto desconocido (venga, ya sois dos l@s que sabéis de qué va el tema) y eso sí me hace reír, porque me hace sentir bien sólo con pensarlo, porque sólo su proximidad es rozar las estrellas que no me canso de fotografiar y que, cuando antes pensaba tocarlas, se desvanecían, pues sólo era su reflejo en un charco, y aún al pensarlo (pocas veces, tampoco hay que darle mayor importancia) el estómago se me encoje de rabia por haberlo dado todo a quien no sabe ni lo que no tiene.

Mi secreto es como nadar del tirón 10 largos a crawl, o como poner a Manily a galopar sin ramal, y hacerlo todo bien. Es como la casualidad de encontrar un amigo con el mismo nombre que otro anterior y que este último sea (o al menos parezca, de momento) menos parecido a los monstruos de Monstruos S.A. que se asustaban con un simple -Buh!- de una niña con coletas.

Pero volviendo al tema, no tengo nada que contar y ya he llenado una entrada nueva, esto marcha.
Otro día os cuento un cuento antiguo que encontré mecanografiado sobre un anuncio de Ethernity, la creatividad me ha perseguido siempre...(risas al fondo)
Pero eso otro día, hoy aún queda bastante por hacer.