La mejor época del año, la que más me ha gustado siempre: Las vacaciones, siempre en septiembre; Las Fiestas del Cristo y todo lo que ello collevaba, a mediados de septiembre; Las recuperaciones y reencuentros con l@s colegas a finales; La vuelta a las aulas con todo a estrenar, a principios de Octubre, con eso se te pasa un mes volando; Noviembre y el puto Halloween, o reencuentro con la gente de las fiestas en el puente de los Santos; Adaptación total a nuevos compañeros y nuevas teorías (de todo tipo. Ambas); Y diciembre... puentes, bombillas, cenas y regalos. Todo es pasado.
Tres, dos, uno, comienza el espectáculo.
...Normal, tanto cambio, tanto dejar de utilizar mi adorada misericordia, tanto dejar de ser india para dejarme alzar a una calesa y que me vean en mi nuevo estado... Pero ha vuelto (sí, como las oscuras golondrinas) volvió a despertarme el olor de las amapolas, todas las que puede haber desde el Salto del Gitano hasta el camino al pilón de Cobisa y, en lugar de adormecerme, me dieron choque frontal contra mi "yo", ese yo que conocéis los nuevos, los antiguos que se siguen preguntando qué cambié si soy la misma, pero están, no se movieron de mi lado, sin tocar, sin "sobamientos de lomo" (lo siento, aún duele, pero sólo en días como hoy) simplemente aceptando.
Bien, esta no soy yo, esto ha sido una máscara (otra), una triste forma de ocultar el miedo a la soledad ("... MIEDO? eso qué coño será...) pues eso; que a pasito de tortuga voy volviendo, la Leelah, más conocida por Nuria F. está volviendo, con su proceso de evolución natural, el que tooda "mi" gente experimentó a lo largo de mis 4 años de letargo, resumidos en uno sólo. No hay problema... tengo todo el tiempo del mundo para mí, y con esto no quisiera espantar a nadie (pero allá cada cual), sólo y se que me repito, soy así, y no me gustan las calesas, los Ferrary ni las bodas civiles pero claro, para gustos... colores y el mío ... es lila, mezcla de azul y rosa... no es necesario que os guste, pero yo soy mezcla, yo soy Nuria Felicidad. Ambos por gusto y gana de mi santa madre, y una tradición (me abstengo de adjetivizar) que aún perdura y que probablemente yo, si puedo, continuaré.
Señores/as, de nuevo hasta los mismísimos, de nuevo con un sabor de boca como cuando estaba en mi Austbich particular (aunque cuando llueve se moja, como los demás...) Ese sabor alcalino que perduraba en la boca cuando, de pequeña, me daba por morder una pila del walkman de alguno de mis hermanos.
No gusta... y un soniquete en mi subconsciente no para susurrar con la voz de Anita su propia versión del - Pa'fuera, pa'la calle-
Ahora mismo, entre varias frases recurrentes, no voy a poner ninguna, l@s que me conocen se las saben de memoria, no se bien si tirarme al tren o al maquinista (es retórico, por Dios, abtenerse de comentarios, al menos de esta frase)
Os quiero